Cuando entré en casa de Bea, Manu, Bastian (sí, Bastian, como el niño de La Historia Interminable <3) y Julieta, en seguida, me cautivó una sensación de luz, color, cariño, familia y hogar. No es algo que me suela pasar y tampoco sé muy bien cómo explicarlo, pero de verdad que en esa casa se respira algo especial.

Aquel día, Julieta apenas tenía dos semanas de vida y yo tuve el enorme privilegio de fotografiar ese momento tan especial en el que una familia de tres aprende y disfruta de convertirse en una preciosa y perfecta familia de cuatro.

También aquel día me convencí de que este es el tipo de sesión de recién nacido que me gusta hacer, el tipo de fotos con el que me identifico y me hace feliz.

Espero que os guste.