El mismo día que le hice a Pablo los retratos de la entrada anterior, le hice unos cuantos a Ignacio, y Alejandra, al verlo, se puso medio celosa y quiso que también le hiciera fotos a ella, cosa que no me había pasado jamás en la vida, por lo que me puse hasta nerviosa, ¡jajajaj! No puso sus caras más naturales ni fotogénicas (y después de cada una de ellas venía corriendo «A ve, a veeee!!!»), pero a mí me encantan, no puedo evitarlo.
Sé que son fotos muy parecidas entre ellas, pero comprended que soy la madre, cada una me cuenta algo…
Por cierto, al fin le he encontrado un parecido conmigo: se le arruga el lado derecho de la nariz como a mí, ¡bien! :D